ABRIRSE A LA ACCION DE DIOS
Muchos ponen en la herida sufrida en el asedio de Pamplona el punto de arranque del proceso de conversión de San Ignacio. Pero sabemos que Ignacio no sale de Pamplona convertido, sino más bien enfrentado al dolor y al fracaso, a saberse limitado y por tanto necesitado de Dios.
Es a veces en el límite de las propias fuerzas cuándo más espontáneo nos surge el volvernos a Dios, a nuestro Padre, en busca del consuelo y la ayuda. Como Jesús en Getsemaní, en medio de la angustia sabemos que siempre seremos confortados por nuestro Padre, que nunca nos faltará su consuelo en el momento de la oscuridad. Cuando nos faltan las respuestas, los ánimos, surge en nosotros la súplica, y ahí Dios se nos puede mostrar de una forma particularmente consoladora.
Piensa en como la apertura a Dios transformó el fracaso de una prometedora carrera en la Corte, en ayuda para muchas personas en toda la historia. La clave está en confiar, abrirse a la acción de Dios, que está en todas las cosas.