Queremos permitir al Señor, obrar nuestra propia conversión. Por eso el lema del Año Ignaciano es: ver nuevas todas las cosas en Cristo. Esta celebración es una ocasión para ser renovados por el mismo Señor… La conversión consiste en orientar la vida a Dios y al prójimo. Ignacio pasó de buscar la perfección propia a ayudar al prójimo, a los más necesitados.
En el contexto actual ante nuestra propia vulnerabilidad, nos preguntamos por el sentido último como lo hizo Ignacio tras caer herido en Pamplona. El descubrimiento fundamental de nuestras vidas es Jesucristo que nos dice: no teman. Al igual que experimentó Ignacio de Loyola en Pamplona y en Manresa nosotros experimentamos la gracia de sentirnos en manos de Dios, que nos ha acompañado desde un principio y nos impulsa con fuerza hacia los demás. Esta es la conversión que implica ver nuevas todas las cosas en Cristo.
P. Arturo Sosa sj.
Superior General de la Compañía de Jesús