VIRTUDES IGNACIANAS Y PANDEMIA
“Una experiencia no reflexionada es una experiencia no vivida
Hace falta a la vez presencia y distancia de la realidad
Para contemplarla en su contexto de relación
Con otras realidades humanas y divinas”
“Hay que descubrir todas sus dimensiones
y la presencia de Dios en la historia”
Habiendo pasado casi diez meses del brote de la pandemia del “Corona Virus” y al descubrir la reflexión del P. Pedro Arrupe, que fue Superior de la Compañía de Jesús de 1965 a 1983 y al que le toco ser testigo en Hiroshima Japón de la explosión de la bomba atómica el 6 de agosto de 1945.
Parece ser interesante e ilustrativo entender los datos duros comparativos del resultado de la pandemia hasta la fecha, entre los pueblos de Japón; en los que vivió el P. Arrupe; y los correspondientes a México.
Con la espléndida información en tiempo real se encuentra en la página web. de John Hopkins (Coronavirus Resource Center) y con los datos oficiales de todos los países del mundo, al día hoy (9 de noviembre 2020) han sido infectadas 50.7 Mill. de personas y han muerto 1.25 Mill. de seres humanos. A nivel global la tasa de letalidad (personas fallecidas/personas contagiadas) es de 2.5%.
En Japón el número de contagios suma 109159 y el número de muertes asciende a 1833, siendo la tasa de letalidad de la nación nipona de 1.7 %. En nuestra patria mexicana los datos comparables son de 967825 contagios y 95027 personas fallecidas a causa del Covid -19. La tasa de letalidad en México resulta ser de 9.8%.
Que se pude inferir de la comparación de los datos duros entre Japón y México, y que tienen que ver con las reflexiones del P.Arrupe.
A la luz de las virtudes ignacianas de “autoconocimiento¨ y “discernimiento” se puede suponer que existen al menos dos elementos culturales que distinguen a la sociedad japonesa de la mexicana.
El primero de ellos es el profundo respeto a si mismos y por los demás. Cuando piensas en ti mismo en función de la colectividad tu forma de actuar cambia. El “autoconocimiento” derivado de la observación de tu propio ser, te va a llevar necesariamente al pensamiento colectivo. El uso de las “mascarillas” preventivas no ha sido solamente una decisión individual sino colectiva.
El segundo es el respeto a la autoridad de la que forman parte las personas mayores
En ello han puesto en juego el “discernimiento” de que la edad significa experiencia y sobre todo sabiduría.
Para todos aquellos a los que nos inspiran los valores ignacianos, seamos faro de luz para que nuestro querido país camine en la ruta de “autoconocimiento” e influir en el rumbo de descubrir la dimensión y la presencia de Dios en el “discernimiento”
MAMF/ 9/10/20